La Batalla de Sevilla, 27 de agosto 1812 |
En 1812 el Duque
de Wellington empezó su avance en
España. El 6 de abril de 1812 Badajoz cayó ante Wellington y los franceses
sufrieron una derrota aplastante en la batalla de Salamanca (Los Arapiles) el
22 de julio de 1812.
En agosto de 1812,
Victor levantó el sitio de Cádiz al recibir órdenes de ayudar al rey Joseph en
Madrid. Wellington ordenó al General Cooke de los First Foot Guards en Cádiz a
liberar la ciudad de Sevilla. Los aliados, incluyendo seis compañías de los
First Foot Guards bajo el coronel Peregrine Maitland, navegaron a Huelva el 10
de agosto con un ejército de unos 4.000 soldados de donde iban a emprender la
liberación de Sevilla. El capitán Alex Dallas comentó, “Es imposible describir
la emoción de nuestro espíritu con la sensación de libertad después de estar
confinado dentro de un círculo de murallas fortificadas durante muchos meses.
Esta es la sensación que sentimos al poder caminar libres por el campo
abierto”.
El coronel John B. Skerret dirigía los
soldados británicos y portugueses y el general Juan de la Cruz Mourgeon estaba
al mando del ejército español. El 16 de agosto empezaron la marcha desde Huelva
bajo un sol abrasador. El 24 de agosto marcharon desde Manzanilla a Sanlúcar la
Mayor donde tomaron el pueblo sin una sola pérdida. El 26 de agosto en
Espartinas los aliados fueron informados de que los franceses estaban a punto
de abandonar la ciudad de Sevilla. En el ejército iban seis compañías del
tercer batallón de los First Foot Guards, una de las cuales era la compañía de
hostigadores, al mando del teniente coronel John Scrope Colquitt.
Los aliados temían que
los franceses fueran a arrasar la ciudad y a destruir el puente de barcas de
Triana y así cortar el paso a los aliados. A primera hora de la mañana los
aliados llegaron a los cerros de Castilleja donde tuvieron que rechazar el
ataque de un grupo de soldados franceses. Al llegar al puente de Triana, los
aliados decidieron atacar. El gran protagonista de este ataque fue el escocés
John Downie, amigo de John Scrope
Colquitt.
John Downie |
Según cuenta el
Profesor Esdaile, Catedrático de Historia de la Universidad de Liverpool:
Como se
puede imaginar, el resultado de esta decisión totalmente gratuita –se vio
perfectamente que los franceses estaban a punto de marcharse– fue el desastre.
Aunque lo intentaron dos veces, las tropas aliadas no pudieron hacerse con las
posiciones enemigas y sufrieron muchas pérdidas. Para Downie, sin embargo, se convirtió
este momento de catástrofe en una gran oportunidad: por fin podía corresponder
a su auto-imagen heroica y asegurarse los elogios de la posteridad. Lanzándose
al frente, reanimó a los soldados derrotados y, con la espada de Pizarro en la
mano, cargó sobre los franceses. La respuesta de los franceses fue tremenda
–una descarga de metralla le costó una herida en la cabeza que destrozó la
visión de su ojo derecho y cortó la oreja correspondiente– pero Downie no
solamente se mantuvo a caballo, sino que saltó sobre la zanja y la barricada y
se abalanzó sobre los defensores. Con Downie totalmente aislado –la tropa que
le había seguido no había podido cruzar la zanja– nunca estuvo en duda el
resultado del combate que siguió, y, acribillado a bayonetazos, cayó el general
prisionero, aunque no antes que tirar su espada por fuera de la barricada para
negar a los francés un trofeo tan simbólico.
La compañía de John Scrope Colquitt con gran valentía y esfuerzo consiguió cruzar
el puente. Finalmente los franceses abandonaron el puente y huyeron por la
Puerta de Carmona dirección Granada. Hubo una explosión de júbilo entre los
habitantes de la ciudad y la inmensa muchedumbre que llenaba las calles
dificultó el paso de los soldados.
Las cartas del coronel
Skerrett sobre la liberación de Sevilla destacan la gran valentía del coronel
Peregrine Maitland, del teniente coronel Colquitt y del capitán Thomas, todos
de los First Foot Guards.
Un oficial compañero de
John Scrope Colquitt, el alférez, el
Honorable Orlando Bridgeman fue encargado de custodiar a un grupo de
prisioneros franceses porque dominaba la lengua francesa. Uno de los
prisioneros era un tal capitán De Marbot. De Marbot le habló de su prometida
Mademoiselle de Casteja que vivía en Madrid porque su padre era español y su
madre francesa. Le pidió a Bridgeman que si estuviera alguna vez en Madrid que
la buscara y le informara que su prometido seguía con vida aunque era
prisionero. En noviembre de 1812 los First Foot Guards estuvieron en Madrid y
Orlando Bridgeman buscó a Mademoiselle de Casteja y la ayudó a escapar de la ciudad.
Ella le regaló una capa roja de seda.
Bridgeman era compañero de Goodwin
Colquitt y resultó herido en el asalto a San Sebastián el 31 de agosto de 1813
y participó en la batalla de Waterloo.
Orlando Bridgeman |
El primero de
septiembre la compañía de John Scrope
Colquitt recibió órdenes de marchar a Alcalá para tomar control de la villa
y restablecer el suministro de pan a Sevilla. Sin embargo, John Scrope Colquitt ya estaba muy enfermo con fiebre tifoidea y
murió el viernes 4 de septiembre de
1812. Sus tropas con gran tristeza decidieron enterrarlo al día siguiente entre
salvas y oraciones en inglés en un descampado en las afueras del pueblo al lado
de un antiguo humilladero ya que los nativos alcalareños no permitieron que
este oficial anglicano se enterrase en el cementerio católico del pueblo. Hoy
en día este lugar aún se llama “La Cruz del Inglés”.
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