martes, 15 de febrero de 2011

APUNTES BIOGRÁFICOS SOBRE JOHN SCROPE COLQUITT

Sin duda alguna, entre los más característicos topónimos del callejero de Alcalá de Guadaíra se encuentra la conocida como “Cruz del Inglés”, un antiguo cruce de caminos situado en sus orígenes a las puertas de la
población, que fue incorporándose al tejido de la ciudad a lo largo del pasado siglo hasta convertirse en un nudo de primer orden dentro del viario urbano. La pervivencia de un nombre tan evocador hubiera sido una curiosidad más en la historia, un vestigio de un pasado lejano y enigmático fruto del cual hubieran surgido las más peregrinas leyendas para su explicación. El que esto no sea así se lo debemos a las Memorias Históricas de la villa de Alcalá de Guadaíra (Leandro José de Flores, 1833-1834), en las que el autor recogió un compendio de noticias y apuntes que constituyen desde entonces el principal texto de referencia de la historiografía local. Como es sabido, el padre Flores llegó a publicar en su obra la trascripción de una lápida sepulcral que hubo en su día a los pies de una cruz que se erigía en el lugar, y que pertenecía al teniente
coronel John Scrope Colquitt, muerto durante la Guerra de Independencia.
Desde entonces el texto de la lápida fue la única y más completa noticia biográfica sobre este desconocido personaje. A pesar de que poco a poco se fuera diluyendo cualquier vestigio tanto de la sepultura como del oficial caído en combate, las generaciones de alcalareños identificaron para siempre el cruce del camino de Gandul con el arrecife de Cádiz como “La Cruz del Inglés”. Modernamente, algunos escritores locales se han hecho eco en distintas ocasiones de lo relatado por el Padre Flores con respecto a la historia de la muerte del teniente coronel Colquitt. El asunto del inglés de la cruz fascinó a todo aquel que se acercaba a las Memorias, sobre todo desde que estas fueron reeditadas con una mayor difusión en 1979. Francisco García Rivero, habitual columnista de La Voz de Alcalá, ha escrito en varias ocasiones sobre la existencia, en un jardín privado de la localidad, de la columna originaria que habría servido de base a la cruz.
El asunto le dio pie en otro artículo para especular sobre el lugar donde pudieran haberse alojado las tropas inglesas del regimiento de Colquitt en aquellos días de 1812, situándolo en una antigua panadería que hasta hace poco permaneció en pié en la callejuela del Carmen, colindante con el viejo cine de los Salesianos, y a la que los más viejos del lugar se referían como “El Cuartel”. Incluso el poeta y profesor Enrique Baltanás le dedicó a nuestro oficial un sentido poema que publicó en su libro Medidas Provisionales (2004) y cuyos primeros versos dicen así:


Ahora el tiempo ha borrado toda huella.
El sable y la coraza, el sol y los relinchos,
El acento extranjero, el sol que abrasa,
Tu juventud del todo perdida entre olivares, lejos
De la dulce Inglaterra, para siempre.

Como ya se ha dicho antes, gracias al padre Flores sabemos del extraordinario entierro con honores militares de aquel inglés muerto durante la guerra contra Napoleón. Fue él quien rescató del olvido para sus futuros conciudadanos la sonoridad que aquel nombre extranjero, así como la memoria de su trágico final en tierra extraña. Sin embargo, nada más se ha publicado nunca sobre quien era realmente John Scrope Colquitt, todo han sido vueltas en torno al fúnebre texto de su epitafio. Pero, realmente ¿Qué sabemos del Inglés de la Cruz? Para empezar, entre el misterioso oficial británico y el cura español que se convertiría a la postre en su “biógrafo”, se halla al menos un paralelismo con respecto a sus vidas: ambos eran casi de la misma edad y por lo tanto pertenecían a la misma generación. La generación a la que le tocó vivir el traumático y trascendental cambio entre el antiguo régimen europeo y la edad contemporánea.
El 17 de marzo de 1776 Leandro José de Flores, hijo de un notario eclesiástico, recibía su bautismo en la parroquia de San Sebastián de Alcalá de Guadaíra. Mientras, dos mil quinientos kilómetros más al norte, en la Inglaterra georgiana, el hijo mayor del abogado John Colquitt y de su esposa Brigdet posiblemente ya anduviera a gatas por su casa de Liverpool. Ambos niños vinieron al mundo en países alejados y distintos, incluso enfrentados en sucesivos rifirrafes bélicos. En aquellos momentos, Gran Bretaña todavía guardaba el amargo escozor de la derrota ante el sitio de Cartagena de Indias, hacía ya más de treinta años. A España más adelante todo se le irían volviendo amargores con los ingleses, aunque todavía quedaban por dar algunos
ganchos directos a su eterno adversario antes de recibir el gran K.O. final de Trafalgar. John Scrope nació el 31 de marzo de 1775 en Liverpool, de donde salieron muchos de los barcos para la guerra con España. Vio la luz en el hogar de sus padres, en el número 39 de la calle Atherton y fue bautizado por el rito anglicano en la iglesia de Saint Thomas.


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